Cuando mi papá hablaba de iniciar un nuevo negocio esta practica recurrente producía en mi mamá una respuesta corporal que incluía la manera de sentarse y un un gesto que era una mezcla de asombro, sonrisa y cariño, matizada por pinceladas de optimismo, una mascara a lo que realmente sentía, y que por lo visto solo yo entendía, el no se daba cuenta, mi papa hablaba con mucha convicción de su nuevo proyecto. Emiliano dijo: este si es el negocio!! Ahora si!!!
Crecí bajo el cuidado de mi Madre con la premisa típica "No quiero que mis hijos pasen por lo que me toco vivir a mi," por lo tanto mi ingenuidad no me fue arrebatada fácilmente, mi imaginación era una cápsula donde todo era posible, esta historia real, la percibí con esta visión de aventura y juego desde su inicio y sobre la marcha, ahora la revivo y expreso desde el enfoque de un niño encontrando también en ella algo de humor.
Una mañana me dirigí al inmenso patio de mi casa, a lo lejos escuche algo inusual, los extraños sonidos me fueron guiando hasta llegar a uno de los niveles del patio para encontrarme con la sorpresa de 200 gallinas y un gallo, esta
invasión se realizó mientras dormía, sin mi consentimiento, y en “mi” patio,
tenia 8 años y estaba muy claro de mis derechos, tome acciones inmediatas, lo
primero fué hacerles entender quien era yó, el hijo del que las había comprado
por lo tanto a partir de ese momento seria su Capataz, he dicho!.
Fueron días de
intenso trabajo, evalúe y comprobé rápidamente un mínimo de inteligencia en estos raros, ruidosos y nerviosos especímenes gallináceos, les tracé una línea limítrofe de tierra y respeto que deberían acatar a la hora de realizar los primeros ensayos que realizaba en ese mismo terreno por la sencilla razón de que después de ver al
percusionista Pauliño da Costa con Sergio Méndez en Venevision quede impactado y decidí iniciar mi carrera como músico percusionista, monte mi set de tapas de ollas, latas de leche, tobos, poncheras cabillas, y demás perolitos que guindaba en unas estructura hecha con palos, repito no fué fácil, ensayar y controlar a estas gallinas, imagino se debe parecer a organizar el Mis Venezuela, pero al final terminaron
obedeciendo y se mantuvo el orden por unos días, se llevaron a cabo inevitables
castigos que por respeto a los lectores no daré detalles pero que ayudaron a entender las reglas.
Otra mañana una semana después me dirigí a mi campo
particular de concentración, noté una actitud diferente a lo ya implantado, había desorden, confusión, un gallo al que había ignorado por días, se paró frente a mi
desafiante, le participé y advertí que declinara su actitud, tomé un rama de bambú y
lo empujé, este se lanzó hacia mi lanzando picotazos logrando hacerme daño ya
que llevaba pantalones cortos, aclaro el uso de los mismos, no los usaba porque era un niño sino por mi trabajo de controlar a estas aves lo requería, me copie de Daktari, aclarado el punto, comencé a
asustarme y esta vez el gallo sin yo provocarlo se me lanzó encima, una señal del universo me hizo saber que había llegado
el momento de huir, corrí lo mas rápido que mis cortas piernas podían, dos centenas de gallinas amotinadas sin razón venían por mi, en la huida tropecé con
una piedra y salí rodando, luego de varias vueltas lo único que me frenó fue una cabilla que se clavo en mi cabeza, me paré aturdido y al pestañear mi visión comenzó a ponerse completamente en rojo, sangre a borbotones, entre gritos y regaños me llevaron al Puesto de Socorro ubicado entre las esquinas de Salas a Mercedes, a dos cuadras del suceso, las enfermeras que me recibieron y atendieron cayeron fulminadas por mi encanto natural, repitiendo como mil veces que era igualito al hijo de Daniel Bonne!!! luego de este bochornoso momento, me tomaron siete puntos, que no deben
haber quedado muy derechos ni bien atados porque el Doctor o internista? que me atendió temblaba de risa
mientras le contaba las razones de mi accidente laboral, actitud que aun considero poco responsable y menos profesional de su parte dada la gravedad del caso. El internista o Doctor? nunca supe, se alejo unos metros de la camilla donde estaba sentado, llamo a Gilda le dijo que estaba fuera de peligro por los exámenes realizados no habría consecuencias a futuro, resultados de los que dudo hasta el ultimo de sus días, además le dijo en voz muy baja: Mire señora ese carricito es bien valiente, no contamos con anestesia, le hice una pequeña prueba para ver si aguantaba el dolor, y le termine haciendo los siete puntos en carne viva, todo esto lo escuche a pesar de la distancia, gracias a que nací con un superpoder que descubrí desde chamo y que aun conservo, así me he enterado de cosas a lo largo de mi vida que pondrían en problemas a mas de uno.
El resultado de esta terrible experiencia tuvo sus consecuencias:En mi caso, fobia a las gallinas y aves en general, aun vigente. solo post mortem Frito o en salsa.
Apropiación y abastecimiento de los vecinos por las buenas o por las malas de las gallinas. desapariciones sin explicación en las que solo quedaba el plumero. posiblemente abducidas.
Imposible viabilidad en la iniciativa en el mercado avícola.
Creación inmediata de un nuevo negocio, este si!!! Cabezas de Cochino en salmuera
y el punto final, nuevamente Gilda saco su mascara que no tuvo necesidad de desempolvar...
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